Revista Vozpópuli, España

Más que escritas, sus historias están puestas en escena. Basta pasearse aunque sea por una sola de sus páginas para comprobarlo. “Como a Rosario le pegaron un tiro a quemarropa mientras le daban un beso, confundió el dolor del amor con el de la muerte. Pero salió de dudas cuando despegó los labios y vio la pistola”, escribe en el primer párrafo de Rosario tijeras (1999), una novela que se desarrolla en el Medellín del narcoterrismo y con la que el colombiano Jorge Franco saltó a la palestra editorial.

“Comencé a escribir en Londres, como a los 25 o 26 años, un poco porque me tocaba”, dice con un acento paisa que más de 18 años en Bogotá no han borrado del todo. Franco, quien estudió en la Escuela Internacional de Cine de Londres, en Inglaterra, es autor del volumen de cuentos Maldito amor y de las novelas Mala noche (1997), Rosario tijeras (1999), Paraíso travel (2001), Melodrama (2006) y ahora Santa Suerte (Seix Barral, 2012), novela que acaba de presentar en España.

Sus historias comienzan con una invocación a lo femenino, el amor y la muerte. La suya es una predilección especial por los personajes mujeres, a los que construye con la fuerza arrasadora y potente de un río que arrastra por completo las historias. Sin embargo, en el caso de Santa Suerte, la novela que le trae a Madrid, Jorge Franco se plantea lo femenino contado ya no desde la furia de su sicaria Rosario Tijeras ni desde la necesidad de sobrevivir de la inmigrante Reina en Paraíso Travel.

En sus páginas, Santa suerte narra la vida de tres hermanas. Amanda una mujer solterona, acostumbrada a su rutina y su soledad hasta que conoce a un hombre menor que ella, quien tras enamorarla, desaparece en la octava cita sin dejar rastro. Tras el abandono, Amanda se lanza a la locura, no sale de la casa esperando a que él le llame y corre ante cualquier repique del teléfono, esperando a que sea él. A Amanda le siguen Jeniffer, un personaje masoquista, a quien el dolor le produce placer y que, incluso, lucrándosede éste consigue sacar a su familia adelante, y Leticia, la hermana menor, aquejada por una enfermedad terminal, quien ha tenido un pasado fallido en el que buscó su realización a través de los hombres equivocados.

“Ya en esta novela está llevado al punto máximo mi relación con los personajes femeninos”, responde Jorge Franco al ser preguntado por el énfasis de sus historias. “En Santa suerte sentí que era como una última entrada en grande al mundo femenino, no definitiva porque no podría escribir sin personajes femeninos, pero el trabajo que estoy desarrollando ahora es con personajes masculinos. Sentía que con esa novela me despedía por un tiempo corto del tema de las mujeres y del de la familia, que traté en Melodrama. Ésta, siendo una familia distinta, está emparentada con Melodrama”

“Todo ocurre en la novela en tiempo real, que es el tiempo durante el cual transcurre un incendio”, explica Franco sobre una novela donde dolor y decisiones tejen la suerte de sus propios personajes. “Santa suerte es una historia de ausencias, hay un padre ausente, una madre parcialmente ausente porque, aunque estuvo ahí, tuvo que trabajar para darle sustento a sus tres hijas. Es una mujer de extracción humilde”.

A diferencia de sus anteriores personajes, portentos de furia y músculo, personajes capaces de amar y matar con la intensidad voraz de quienes depredan, en Santa suerte, Amanda, Jeniffer y Leticia se permiten la cabeza baja, el gesto de la derrota ante una vida que no les ha sido fácil y que se consume, poco a poco, en el paso de un incendio que, como el reloj de Rosario Tijeras, marca el avance del tiempo, la trama y del destino maltrecho de su suerte. “Estas mujeres crecieron a merced un poco del azar. Sin embargo, uno de los planteamientos que tiene la novela es que uno tiene que ver con su propio destino. Por eso se llama Santa Suerte”.