Por: Luz María Rivera
El Universal
Martes 12 de junio de 2001
cultura, página 3
Expone Jorge Franco Ramos en su novela “Rosario Tijeras” la realidad demencial de su país.
Lo que mueve actualmente a la juventud en Colombia, es el miedo, dice Jorge Franco Ramos, autor de Rosario Tijeras , novela cuyo título ahora sirve para nombrar a todas las mujeres jóvenes y sicarias del narcotráfico en ese país.
“Narcorrealismo” le dicen a estos temas literarios colombianos en Europa; “sicaresca” le dicen, con humor, los propios colombianos.
Jorge Franco Ramos, de visita en México para promocionar su novela editada por Mondadori, considera que su novela ha sido recibida de maneras distintas dependiendo de los públicos: en España se quedaron maravillados con “la imaginación” y parece, dice su joven autor, que no terminan de comprender que no hay nada de ficción en la dura realidad que sacude a Colombia hoy, donde los muertos compiten dice, en las planas de los periódicos, con las reinas de belleza.
En Medellín, ciudad donde se ambienta la novela de amor cruento que es Rosario Tijeras , fue rechazada por la mayoría “una negación”, dice Franco Ramos, a que se hable de la realidad de todos los días: las clases más pobres económicamente encontraron en el narcotráfico, la salida a un mundo que no les ofrece mayores expectativas.
En Bogotá, la novela fue acogida con mayor consideración. En Grecia se pidió la traducción a la editorial.
Franco Ramos explica que, “a raíz de su publicación, algunos medios colombianos comenzaron a llamar `Rosario Tijeras` a todas las chicas que, como la protagonista, viven al día, matando por encargo y sobreviviendo en un mundo que las sumerge en las drogas y en un desencanto que tiene mucho de desprecio.”
Al hablar de la literatura que se hace por los jóvenes en su país, Franco Ramos precisa que es difícil sustraerse a la realidad, aunque lo intentan.
Colombia hoy, explica, ya alcanzó los límites que rayan en la locura. “Nosotros tenemos una tradición de cultura de la violencia muy vieja, casi desde que somos país, desde que nos independizamos de España. Ha sido una cadena de guerras civiles y violencias por diversos motivos. Hoy, está más recrudecida que nunca, hoy esto ha alcanzado unos límites demenciales, porque ya son paramilitares, guerrilla, ejército, corrupción, sicariato, todo, todo junto”…Y las nuevas generaciones colombianas, inmersas en esta incertidumbre, no tienen, explica, motivos que las “saquen a la calle, que las muevan…ya que el único motor que los impulsa, considera, es el miedo. Y ningún colombiano, sabe bien a bien, cuándo o cómo se podrá parar esta terrible situación, dicen que tenemos que tocar fondo pero ya es mucho, no sabemos dónde está el fondo, creo que esto ya se nos salió de las manos…”
En todo este contexto, explica que las nuevas generaciones en su país, tienen muy arraigada la idea del dinero fácil, mezclada con el complejo fenómeno de una religiosidad al servicio del crimen, que subvierte y trastoca todos los valores tradicionales que impulsaban el sentimiento religioso.
Explica que los jóvenes sicarios piden a la virgen los “ayude” en su “trabajo”, que es la sucesión de crímenes en donde incluso, las actuales variantes son ya no cómo matan sino cómo entregan el cadáver.
“Ahora te mutilan” dice Franco “y ves a los jóvenes con el índice tatuado con una pequeña virgen, María Auxiliadora…” que indica, precisa, esa religiosidad al servicio del crimen. Se considera “pesimista” respecto a la salida de ese “túnel” en el que está Colombia, aunque apuesta porque las nuevas generaciones “sean más sensatas” y comiencen a buscar soluciones a la violencia diaria. Considera que el gran problema detrás de la vida en su país, sigue siendo el narcotráfico y su pelea por controlar territorios de siembra y de venta de los enervantes.
La creación literaria y el resto de manifestaciones artísticas de una u otra forma, se ven afectadas. Ejemplifica con Fernando Botero, sus pinturas y esculturas antes hablaban de la mujer, el amor, los espacios lúdicos y ahora, a pesar de que vive fuera de Colombia, su última producción refleja crimen y violencia.
Como una forma de “sustraerse” Jorge Franco Ramos ahora prepara otra novela, ésta también de amor “pero donde no haya muertos, ni violencia, quizá sólo la violencia de la vida”.
Muy joven, apenas sonríe, comenta que sí, es “demencial” la vida colombiana.
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